martes, 20 de mayo de 2014

En relación a un poema palestino

El poder de la palabra. La piel se me puso de gallina. //Formidable intervención. Gran luchadora

Este es el twitt de John Ackerman, publicado el 20 de mayo de 2014.
Me recordó una historia:

El General de División Álvaro Vallarta Ceceña, cuando era apenas Coronel, nos contó que los altos mandos del Ejército lo mandaron a Israel .
Como invitado del Ejército y gobierno israelí, le pusieron de Cicerone un militar del mismo rango que él, un coronel.
Como iban a visitar un terreno habitado por palestinos o un territorio ocupado, al subir al Jeep el coronel israelí colocó su pistola en la guantera. Como el Coronel mexicano hiciera una cara de sorpresa, le comentó que tenía órdenes superiores de contestar a balazos si los niños y muchachos palestinos le tiraban piedras...
Cuando nos terminó de platicar ésto, sentí ganas de comentarle que yo en su caso, en ese mismo momento le pido que pare el vehículo, me bajo del Jeep y me regreso a México, sin importar que mis superiores me regañen o castiguen, que creo que por el honor militar, el honor de la guerra, solo se puede llamar asesinato al hecho de responder a pedradas con balazos.
Junto con el remordimiento de no haber tenido el valor para hacerle ese comentario al General Vallarta, me quedó otro pensamiento en la mente:
Si yo fuera un niño o un joven palestino y si los israelíes hubieran matado a mi padre, a mi abuelo o a uno de mis hermanos, lo menos que les tiraría serían piedras, aparte de las mentadas de madre.

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