martes, 17 de marzo de 2015

Acabo de descubir que soy más que pobre...

Una hipótesis:
Diecisiete días después de la boda legal de Peña Nieto con la Gaviota, Televisa le cede a su actriz de telenovelas una casa valuada entonces en 27 millones de pesos, Higa adquiere dos inmuebles a espaldas de esa para construirle una mansión a Peña Nieto, quien les había asignado obras por 36,000 millones de pesos. No sé cuál es la tasa normal de mordidas, pero cuando menos debe ser del 10%, es decir 3,600 millones (¡Claro! No todos para Peña Nieto, tal vez cien o doscientos fueron para sus segundones).
Si la casa propiedad de Televisa se la compró Higa como mordida a Peña Nieto, no debería ponerse a nombre de éste, quien aspiraba a la presidencia y presentaba cada año declaraciones patrimoniales, además, si Televisa le pagaba o le donaba a la Gaviota esa casa, aparte de ahorrarse un traspaso, sus impuestos y escrituras, aparecería como algo remotamente “normal”, entre comillas normal porque para tener una casa de 30 millones debes tener como capital más de 300, cuando menos*. Lo anormal fue que Higa siguiera apareciendo como dueña de la Casa Blanca y fue lo que, con base en la entrevista de Maritza, la amante de Peña Nieto a Sanjuana Martínez, para su libro “Las amantes del poder” investigó y encontró el equipo de Carmen Aristegui.
*Mientras más pobre es la gente, la proporción entre el monto de todos sus bienes y el valor de su casa es menor, mientras más dinero se tiene, esa proporción es de docenas de veces, aunque haya excepciones de presunción como es el caso del yate de Emilio Azcárraga. Y además acabo de descubrir que soy miserable, no pobre. 

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